Esas palabras. Tienen miedo a salir de mi boca, aunque en realidad ya sueño con el momento en el que se me escapen. No podré reternerlas por mucho tiempo, tienen mucho hambre de ti.
Me arrepentiré de haberlas dado libertad. Pero es que ya se agolpan demasiadas en mis cuerdas vocales.
Las intento silenciar cuando observo como te vas. Porque una mirada vale más que mil palabras, ¿ verdad ?
No quiero que todas esas frases se queden escritas en el aire. Con una tinta invisible. Que pierdan la energía con la que nacieron y que no lleguen a tu corazón. Ese es su sitio.Tu corazón.
¿ Se quedarán en mi memoria si no me atrevo a nombrarlas ? ¿ Grabadas a fuego ?
Pero dudo. Cuando ya he decidido que no van a seguir conmigo, el miedo las esconde en mi estómago. Un nudo bien enredado se forma ahí abajo. Y me quedo callada.
Otra noche más me despertará una corriente de frases. Esas que bajaron a mi tripa y que vuelven por la noche a la boca, a mi cabeza.
De momento tendré que conformarme con gritar. Así alivio esta cobardía.
Gritar en silencio, por supuesto. Con la mirada diré lo que con mi boca no puedo. Fíjate bien.
Todas esas palabras te están esperando en el brillo de mis ojos.
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