Puedo ir poniendo parches pero al final siempre ocurre lo mismo.
En un momento dado todo explota y se rompe en pedacitos. Sin opción a reconstruirlo como un rompecabezas. La piezas ya no encajarán como antes.
Así que lo mejor sería que las relaciones vinieran con su fecha de caducidad.
Saber la fecha del final nos ahorraría muchísimas inseguridades,discusiones y sospechas.
Como los yogures, que hacemos uso de ellos hasta que caducan.
Nos dedicaríamos a disfrutar de cada segundo con esa persona. Porque ya sabríamos de antemano lo que va a ocurrir.
Pero...
Pensándolo mejor, no tener fecha de caducidad me permite seguir soñando con que, esta vez si, ese yogur, pueda ser para siempre.
Tania, soy tu abuela. Me ha gustado mucho lo que escribes, lo entiendo muy bien (aunque aún no lo he leído todo). Debido a mis experiencias de mis 83 años, sé que llevas mucha razón. La vida no es como creemos.
ResponderEliminarTu abuela Elena, que te quiere mucho
(y la que transcribe sus palabras, tu prima Marta, que también te quiere mucho).